Reseña de la exposición «GEORGES DE LA TOUR. 1593-1652». Sala C del edificio Jerónimos. Museo Nacional del Prado. Calle Ruiz de Alarcón 23. Madrid. Hasta el 12 de junio de 2016.
La exposición que te recomendamos esta semana es una cita ineludible para todo amante de la pintura. Se trata de Georges de La Tour (1593-1652), la muestra más importante que se le haya dedicado nunca en España a este artista francés. Podrás verla, hasta el próximo 12 de junio, en el Museo del Prado.
Artista de gran fama y muy activo durante toda su vida, de La Tour alcanzó el culmen de su carrera en 1639, cuando recibió el título de “pintor del rey” de Luis XIII. Hoy en día está considerado como uno de los artistas franceses más destacados. Sin embargo (debido principalmente a la historia atormentada del ducado de Lorena, que finalizó con la pérdida de su independencia política y la anexión a Francia) después de su muerte fue casi completamente olvidado, hasta que fue rescatado por los historiadores de arte hace un siglo. Su redescubrimiento se debe esencialmente a un artículo del historiador alemán Hermann Voss, publicado en 1915 en la revista Archiv für Kunstgeschichte.
George de La Tour, una exposición celebrativa con un papel esencial del Museo del Prado
Para celebrar el centenario del redescubrimiento de la obra del pintor francés se organizó esta excepcional exposición, que reúne treinta y una obras procedentes del Museo del Prado y otras prestigiosas instituciones internacionales, como el Museo del Louvre de París, el J. Paul Getty Museum de Los Angeles, el Metropolitan Museum de Nueva York o el Fort Worth Museum de Texas, entre otros. También se ha contado con el préstamo de algunos museos provinciales franceses, propietarios de una importante selección de obras del artista.
En este vídeo puedes ver algunas imágenes de la muestra y escuchar las interesantes explicaciones del co-comisario de la exposición, Andrés Úbeda, Jefe de Conservación de Pintura Italiana y Francesa (hasta 1700) del Museo del Prado:
Hasta 1915 las obras conocidas de de La Tour eran atribuidas erróneamente a pintores nórdicos o a pintores españoles como Zurbarán, Ribera o Velázquez. Muy significativo, a este propósito, es el caso del cuadro San Jerónimo leyendo una carta, que ha sido incorporado a las colecciones del Prado en 2005 y que ahora se expone junto con la otra obra del artista francés conservada en el museo madrileño, Ciego tocando la zanfonía (adquirida en 1991). En el reverso de San Jerónimo leyendo una carta puede leerse la inscripción “Zurbarán”, a quien fue originalmente atribuido por los conservadores de una colección española a la que el cuadro perteneció en el pasado.
El hecho de atesorar en sus fondos dos obras de de La Tour ha convertido al Museo del Prado en una institución de referencia internacional para el estudio de la obra del maestro francés.
Un recorrido expositivo por una trayectoria artística de cronología incierta
La particularidad de esta exposición resulta más evidente si se tiene en cuenta que de toda la producción artística de de La Tour quedan hoy en día en el mundo apenas cuarenta pinturas (de las que sólo cuatro están fechadas y solo 18 firmadas). Esta enorme escasez se debe, como ya hemos visto, a la complejidad de las vicisitudes históricas de su época, pero también a hechos puntuales muy desafortunados, como el gran incendio de 1638 que afectó a la ciudad de Lunéville y que destruyó una parte considerable de su primera producción, obligándole a abandonar la ciudad. La exposición repasa toda la trayectoria profesional de de La Tour.
La definición de la cronología de la obra de de La Tour siempre ha generado muchas controversias entre los estudiosos. Sin embargo, hay cierta concordancia en considerar las pinturas de la primera etapa como inspiradas en una interpretación heterodoxa y muy personal del naturalismo de Caravaggio. En estas pinturas, las escenas religiosas, siempre ambientadas en espacios esenciales y desprovistos de referencias a contextos claramente connotados o anécdotas descriptivas, están protagonizadas por personajes sagrados y tipos populares de extremo realismo.
A partir de los años treinta del siglo XVII las pinturas presentan pinceladas más planas y una mayor luminosidad. En cambio, las obras realizadas en los últimos años de vida (aunque sigue habiendo una cierta divergencia interpretativa sobre este aspecto) se caracterizan por temas nocturnos de insuperada maestría, en los que la representación de efectos de iluminación artificial, a través de velas o lámparas de aceite, crean en la composición atmósferas de intensa espiritualidad meditativa.
Si quieres profundizar en la vida y en la obra de este extraordinario pintor, así como en la concepción, organización y realización de la exposición, te dejamos aquí el vídeo de la conferencia “La exposición George de la Tour en el Museo del Prado”, impartida por el propio comisario de la muestra:
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