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LA OBRA DE EDUARDO CHILLIDA

Eduardo Chillida nació en San Sebastián, País Vasco, en 1924. Fue un escultor que trabajó en una gran variedad de materiales, como la piedra, el hierro y el bronce. Las esculturas de Chillida suelen explorar las relaciones entre el cuerpo humano y su entorno, y entre lo natural y lo artificial.

Chillida comenzó su formación artística a finales de la década de 1940, estudiando en la Escuela de Bellas Artes de San Sebastián. A principios de los años 50 se trasladó a París, donde continuó sus estudios en la Académie de la Grande Chaumière. Allí comenzó a experimentar con nuevas técnicas escultóricas, como la soldadura y el martilleo. Durante este periodo continuó haciendo grabados y collages, y esta práctica principal continuó a lo largo de su carrera, permitiéndole explorar la forma y la línea recortando en el papel.

En la década de 1960, Chillida empezó a recibir reconocimiento internacional por sus esculturas. En 1964 recibió el Gran Premio de la Bienal de Venecia y en 1972 el prestigioso Premio Wolf de las Artes.

A lo largo de su carrera, Chillida trabajó en diversos medios, como la escultura, la pintura, el dibujo y el grabado. También creó obras de arte público, como un jardín de esculturas en San Sebastián y una escultura para la inauguración de los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona.

El acero fue uno de los materiales con los que trabajó en la concreción de muchas de sus esculturas de los años ochenta y noventa, como el Monumento a los Fueros (Vitoria, 1980), Homenaje a Jorge Guillén (Valladolid, 1982), Helsinki (Helsinki, 1991), Homenaje a Rodríguez Sahagún (Madrid, 1993), Jaula de la libertad (Trier, 1997), Diálogo-Tolerancia (Münster, 1997) o Berlín (con esta obra, situada frente a la nueva Cancillería de la capital alemana e inaugurada póstumamente en 2002, Chillida quiso simbolizar el espíritu conciliador de la nueva Alemania unificada).

A lo largo de sus más de cincuenta años de trayectoria creativa, Chillida exploró conceptos (opuestos para algunos, complementarios para él) como los de vacío y volumen, luz y sombra, límite e infinitud. El material del que estaban hechos sus trabajos (aun indagando en componentes tan diversos como el hierro, la piedra, el alabastro, el acero o el hormigón) no fue para él un fin en sí mismo, como tampoco lo fueron esas formas austeras y arcanas tan definitorias de su trabajo. Más allá de la materia y la forma, lo que quiso expresar Chillida a través de sus obras fue una concepción ética, mística y trascendental de la existencia.

Eduardo Chillida murió en 2002. Desde sus inicios, con el galerista Aimé Maeght en París, la obra de Chillida se ha expuesto en numerosos museos e instituciones de todo el mundo. Su proyección internacional recibió un fuerte impulso en 1958, cuando le fueron concedidos el Premio Internacional de Escultura de la Bienal de Venecia y el Premio de la Fundación Graham de Chicago. Hay más de cuarenta obras públicas de Chillida en parajes naturales y en ciudades como Barcelona, Berlín, Frankfurt, París, San Sebastián o Washington; destaca sobre todo Alemania, donde este artista ha sido siempre especialmente valorado. Su trabajo ha podido verse en múltiples retrospectivas, como la del Museum of Fine Arts de Houston (1966), la National Gallery de Washington (1979), el Martin-Gropius-Bau de Berlín (1991), el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) de Madrid (1999), el Museo Guggenheim de Bilbao (1999) y la Galerie nationale du Jeu de Paume de París (2001). Su obra está presente en buena parte de los museos de Alemania (Manheim, Berlín, Frankfurt, Düsseldorf, Münster, etc.), de Suiza (Basilea, Zúrich, Ginebra, Winterthur, etc.) y de Estados Unidos (Nueva York, Houston, Dallas, Chicago, etc.).

Al final de su vida construyó el museo Chillida Leku, en el caserío de Zabalaga, Hernani. El museo está concebido como un gran espacio abierto donde el visitante lo recorre dejándose guiar por su intuición. En él se funden el arte y la naturaleza, donde sus monumentales esculturas de acero y granito dialogan en perfecta armonía con el jardín.

El Museo de Chillida-Leku es un gran espacio de jardines y bosques y un caserío (Zabalaga) remodelado, donde el escultor distribuyó una gran muestra de su obra. Está situado en las inmediaciones de Hernani, provincia de Guipúzcoa. Inaugurado el 16 de septiembre de 2000, tras 10 años de actividad, el 31 de diciembre de 2010 cerró sus puertas debido a la crisis económica. El 30 de noviembre de 2017 se dio a conocer que Chillida-Leku reabriría sus puertas en la segunda mitad del año 2018 de la mano del acuerdo alcanzado entre la familia del escultor y la galería suiza Hauser & Wirth.​ Sin embargo, la cita se pospuso para el 17 de abril de 2019.

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Eduardo Chillida.
«Marrak (1985)»
Aguafuerte sobre papel japonés.

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